En el pasado mes de noviembre del 2023, la Agencia Nacional I+D+i publicó los resultados Concurso federal “Arte, ciencia, tecnología e innovación”. Entre los ganadores de la categoría Cuyo-Patagonia resultó premiado el proyecto “El Camino de las Hormigas”, un trabajo que convocó a la Dra. en Biología, Emilce Amatta, quien se desempeña en el CIGEBIO de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; la Dra. en Artes Visuales Guadalupe Aguiar; Lic. en Artes Visuales Federico Levato. A su vez, Guadalupe y Federico pertenecen a un equipo de investigación ‘Laboratorio de Arte Textil, Joyería Contemporánea y Biomateriales a partir del desierto sanjuanino’, del Departamento de Artes Visuales.

¿De qué trata ‘El camino de las Hormigas’?

El Camino de las Hormigas surge como una búsqueda material, a partir de una pregunta: ¿cómo transforma la colonia de un hormiguero en la materia que ingresa, en lo que sale? Esta pregunta va de la mano con otra: ¿qué diferencia existe entre los materiales que utilizamos como humanos y los que desechamos después? Entonces, a partir de esas dos inquietudes, el proyecto toma ese desecho que las hormigas generan para su subsistencia y se convierte en un material que pueda tener algún posible uso humano. Al mismo tiempo que nos hable del proceso, que nos hable filosóficamente, digamos, perceptualmente de ese proceso de la materia vegetal a través de la colonia de las hormigas. Estamos metiéndonos en un circuito de la materia de las hormigas; por la colonia de hongos que la hormiga alimenta con la especie vegetal. Luego sale con una cierta digestión y es incorporada a la tierra. Nosotros tomamos eso, lo desviamos, hacemos un producto que luego va a ser reincorporado.

Puntualmente, en esta búsqueda que surge desde las Artes Visuales, no pretendemos encontrar reemplazos de uso industrial, sino detenernos a observar esa materia que las colonias de hormigueros transforman en sus desechos, en mirar su composición, como quien contempla un paisaje, ya que la componen finísimos fragmentos del paisaje que nos rodea. Hacer con eso un biopolímero laminar que concentre, por un tiempo, esa diversidad biológica de nuestro entorno y que podamos percibirla: mirarla, tocarla, olerla, conocerla.

¿Cómo surgió la vinculación de la Biología con Artes Visuales?

Primeramente, surgió por la preocupación por los biomateriales y por generar estos materiales que tienen una forma de vinculación con la naturaleza. La ciencia puede permitirle a los artistas interpretar esa parte subjetiva que nosotros no podemos a veces, o que no tenemos las herramientas en realidad. Entonces, lo interesante es ese cruce y haber logrado ese objetivo en común. Es decir, tomar un modelo biológico y a su vez que lo usen los artistas para generar nuevos productos.

Una de las clave del proyecto fue el cambio del punto de vista. A veces pensamos las artes visuales como una manera de hacer filosofía visual, uno se hace preguntas a partir de lo que percibe. Eso a su vez va generando nuevas preguntas y nuevos haceres. Al posicionarnos desde la Biología, nos pone a pensar qué cosas ocurren debajo del suelo. Y también nos hace pensar a bajar a mirar el suelo. Aquí se empieza a modificar la mirada que tenemos sobre los seres vivos, y eso también nos parecía una clave.

¿En qué punto del proyecto se encuentran?

Hemos elaborado una cantidad de biopolímeros laminares a partir de los desechos colectados en una serie de hormigueros que tenemos geolocalizados y que vamos monitoreando. El paso que estamos dando ahora es la identificación más detallada de las especies que componen esas cosechas en las distintas épocas del año y sus características diferenciales en el desecho.

Tenemos marcado con un GPS los puntos de los hormigueros que estamos siguiendo en la provincia. Entonces, cada cierto tiempo, la idea es visitar y ver qué cambió en el consumo de ese sistema del hormiguero. Tenemos dos en la zona del Quinto Cuartel en Pocito, tenemos dos en Zonda, dos en Ullum.

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