En el 50° aniversario de la UNSJ, la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales repasa la vida y obra de algunas de sus destacadas personalidades. En esta nota, el célebre astrónomo Carlos U. Cesco, en conmemoración del 70° aniversario del OAFA.
De niño miraba el cielo con admiración y de grande se abocó a investigar con pasión algunos de los misterios del universo. Despertó vocaciones en cientos de jóvenes, publicó trabajos científicos de relevancia internacional, descubrió planetas, estrellas y cometas, y puso en marcha dos observatorios astronómicos desde el sur del mundo.
Con sobrados méritos como docente e investigador, la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) le otorgó el título de Doctor Honoris Causa y la ciencia mundial lo reconoció como uno de los principales impulsores de la Astronomía en Sudamérica.
Ese hombre fue Carlos Ulrrico Cesco, un actor ineludible a la hora de repasar la historia de la universidad pública de San Juan y, en particular, de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFN).
Carlos U. Cesco nació el 24 de noviembre de 1910, en el seno de una familia humilde de General Arenales, provincia de Buenos Aires. Fue hijo de una ama de casa y de un albañil. A muy corta edad aprendió que nada se consigue en la vida sin esfuerzo y convicción, menos cuando toca nacer en la pobreza.
A mediado de la década del 20´ del siglo pasado, de la mano de su madre y en la búsqueda de un futuro mejor, “Ulrrico” y su hermano Reynaldo abandonaron el norte bonaerense para radicarse en la ciudad de La Plata, donde terminaron el secundario y empezaron a transitar la vida universitaria.
Cesco comenzó a estudiar Agrimensura en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y en poco tiempo se convirtió en una figura destacada, tanto por su rendimiento académico como por sus condiciones para la práctica del atletismo en las olimpiadas universitarias. Al mismo tiempo, debió trabajar para vivir y sostener sus estudios, primero criando pollos, después como obrero raso en la petrolera de ciudad.
Fue en esa etapa de la vida que Cesco conoció a un profesor que resultaría determinante en su futuro: el ingeniero sanjuanino Félix Aguilar. Este especialista en geodesia, además de docente, era el director del prestigioso Observatorio de la UNLP y fue quien invitó a Cesco a estudiar Astronomía. Tiempo después, Cesco y Aguilar conformarán en calidad de maestro y discípulo una destacada dupla laboral .
En 1940 Carlos U. Cesco, que ya era agrimensor, obtuvo el título de Doctor en Astronomía en la Escuela Superior de Ciencias Astronómicas y Conexas de la UNLP, convirtiéndose en el primer graduado del país de esa carrera. Y lo hizo con los máximos honores académicos, lo que le valió un trabajo en la misma universidad, primero, y luego una beca para especializarse en astrofísica en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, durante 1943 y 1944.
En el país del norte, Cesco trabajó con figuras destacadas de la ciencia mundial, como Otto Struve, director del Observatorio Yerkes, y Subrahmanyan Chandraselsekar, uno de los más importantes astrofísicos del siglo veinte, que más tarde, en 1985, sería distinguido con el premio Nobel de Física.
En 1945 el ascendente investigador ya tenía publicados más de una docena de trabajos científicos en revistas especializadas y había establecido vinculación con los principales centros astronómicos del mundo. Ese mismo año fue designado miembro de la Unión Astronómica Internacional.
Cuando concluyó su plan de trabajo como becario en Estados Unidos, Cesco ya tenía varias propuestas para seguir trabajando en ese país y en otros lugares del mundo, incluido el Observatorio del Vaticano, sin embargo su decisión fue regresar a la Argentina. Estaba agradecido con su Patria y sentía la obligación de devolverle algo, al menos un poco, de lo mucho que había recibido de ella.
Pero la situación política e institucional en Argentina estaba convulsionada por esos años. Al poco tiempo de reincorporarse a la UNLP, Cesco se vió obligado a renunciar por conflictos con el interventor universitario y repensar su futuro. Por entonces ya no estaba solo, había formado pareja con la salteña María Guillermina Martin (ex alumna de sus cursos de Astronomía) y juntos criaban 3 hijos (luego tendrían 2 más). Así las cosas, tomó distancia de la vida universitaria y se dedicó a realizar mensuras en los islotes del Delta del Paraná.
La vida de Carlos Cesco tuvo un cambió significativo en 1947, después de recibir vía postal una oferta laboral del Ing. Alberto Tomaghelli. El entonces interventor de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), luego decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, le propuso a Cesco radicarse en San Juan para ejercer, sin condicionantes políticos, la docencia y la investigación en el área de Astronomía. La misma oferta que recibieron sus colegas y compañeros de trabajo de la UNLP, Bernard Dawson y Juan José Nissen.
Cesco llegó a San Juan en mayo de 1948 y se radicó con su familia en una casa frente a la ex estación Ferrocarril Belgrano. Luego, tras el terremoto de 1952, se mudó a una vivienda en Villa Rachel, Rawson, donde vivió hasta el día de su muerte.
Merced a sus condiciones humanas y profesionales, Cesco se convirtió rápidamente en un entusiasta referente para sus colegas y alumnos de San Juan. Comenzó a dictar clases en las carreras de ingeniería Geográfica y Geodésica, y junto a un grupo de destacados profesores se abocó a trabajar sin descanso en la creación de un observatorio.
El gran objetivo de Cesco se materializó el 28 de septiembre de 1953, exactamente a 10 años del fallecimiento de su admirado maestro y mentor sanjuanino. Ese día quedó inaugurado en Chimbas el “Observatorio Astrónomico Félix Aguilar” (OAFA).
El financiamiento fue posible gracias a la insistencia de Cesco ante las autoridades provinciales para que la obra fuese incluida en el mega proyecto de la recostrucción de San Juan pos terremoto (1944).
En el marco de la inauguración, al cierre de un encuentro científico, Cesco se refirió al humilde origen del OAFA y expresó de manera profética sus anhelos para el flamante centro de investigación:
“Nuestro observatorio se forma alrededor del instrumental de un aficionado, sin embargo tenemos la esperanza que dentro de un tiempo (…) pueda aparearse con sus hermanos de Córdoba y La Plata y ocupar un lugar honorable en el concierto de la astronomía mundial”.
En efecto, los principales instrumentos con los cuales el OAFA comenzó a investigar la posición de los astros brillantes habían pertenecido al aficionado Juan Carullo y fueron adquiridos por la universidad en un remate en Mendoza.
Gracias a los contactos de Cesco, en 1965 la universidad, San Juan y el país vuelven a dar un salto de calidad en el ámbito de la Astronomía al inaugurar un segundo observatorio, esta vez en la localidad de Barreal, departamento Calingasta, que permitirá ampliar la capacidad de investigar la posición de los astros del hemisferio sur.
Primero se lo denominó “Observatorio Austral Yale – Columbia”, ya que era el resultado de un convenio entre esas universidades norteamericanas y la UNCuyo, más tarde, cuando se integró a la UNSJ en 1974, recibió el nombre de “Estación de Altura El Leoncito”. Finalmente, en su 25° aniversario, el observatorio pasó a llamarse “Estación Astronómica de Altura Dr. Carlos Ulrrico Cesco”, en honor a su principal mentor.
Carlos U. Cesco falleció el 5 de noviembre de 1987. Ese día, a los 76 años de edad, sus maltrechos pulmones, colapsados de humo y nicotina, dejaron de funcionar.
Quienes lo conocieron coinciden en definirlo como una persona sencilla y humilde que supo transmitir y contagiar pasión por la Astronomía, despertando vocaciones e inculcando el rigor científico en sus discípulos. Un hombre extraordinario, generador de profundos cambios en el patrimonio académico, cultural y social de San Juan.
La dimensión humana y el trabajo visionario del Dr. Carlos U. Cesco, constituyen un valioso legado para la FCEFN, la UNSJ y San Juan, que hoy son referencia de Astronomía en Argentina y el mundo.
“El día que (Félix) Aguilar invitó a mi padre a estudiar Astronomía, él le pidió tiempo para pensarlo, a lo que Aguilar le contestó: “nada que pensar, esta noche comenzamos a observar”. Desde esa noche no paró de estudiar apasionadamente el cielo”. Mario Cesco, ex observador del OAFA, hijo de Carlos Cesco.
“El primer observatorio que funcionó en San Juan lo construyó Cesco en el patio de la Facultad de Ingeniería. Lo montó en una casilla que él y algunos de sus alumnos, entre ellos José Augusto López, fabricaron con maderas, palos y restos del terremoto del 44´. El instrumental lo había encontrado abandonado en cajas en la misma facultad”. Lic. Carlos López, ex director del OAFA.
“Cesco decía que si la Astronomía fuese para él un trabajo, ya habría renunciado. Fue un apasionado que contagiaba entusiasmo. Debemos recordarlo como inspirador y mentor de la Astronomía. Solo personalidades de gran talla como él son capaces de crear de la nada instituciones que perduran en el tiempo y son reconocidas internacionalmente¨, Dr. Carlos Francile, director del OAFA.
Fuentes y aportes gráficos: Carlos López, Luis Marmolejo y Mario Cesco.