Carlos López: Los comienzos de la Astronomía Argentina

El 24 de octubre se celebra en Argentina el Día Nacional de la Astronomía. Por tal motivo, el Lic. Carlos López, Vicedecano visitó Encuentros con la Ciencia y Tecnología, el programa de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales que se emite los martes a las 18:30 por Radio Universidad, 93.1. Transcribimos su columna de Astronomía a propósito de este día especial para la disciplina.

Gustavo Carrizo: En el día de hoy hay una celebración importante, estamos hablando del Día de la Astronomía y por ello, en representación de sus colegas, nos visita nuestro columnista astronómico, el Lic. Carlos López, astrónomo y Vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Carlos López: La Astronomía Argentina se inicia con la Astronomía óptica. En realidad ¿Por qué es hoy el día de la Astronomía Argentina? Sencillamente porque se cumple un aniversario más, el número 146, del Observatorio Astronómico de Córdoba, fundado en 1871 durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, pero decir que allí comienza la Astronomía Argentina es relativamente injusto, en todo caso podríamos decir que ese día con la inauguración de, como se llamó en aquel entonces, “Observatorio Astronómico Nacional” que dependía directamente del Poder Ejecutivo de la Nación, se inicia una parte más sistemática de la disciplina, con astrónomos profesionales, sobre todo el primero que vino, Benjamín Gould, quien fue educado en Europa, alumno de Gauss, sus maestros fueron los astrónomos de más renombre de mediados del Siglo XIX; por lo tanto podemos decir que se inicia una Astronomía, insisto, mucho más sistemática y así lo demuestran los primeros trabajos que fueron publicados. Pero la Astronomía había empezado hacía ya tiempo, mucho más rudimentaria, con instrumental casero, pero no por ello menos valioso y en este caso vale la pena recordar a Buenaventura Suárez.

Buenaventura Suárez, un prócer astronómico poco reconocido

Buenaventura Suarez, precursor de la Astronomía Argentina

Estatua de Buenaventura Suarez en San Cosme y San Damián (Itapúa – Paraguay)

Buenaventura Suárez nació el 14 de julio de 1679 en la Ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, por lo tanto, hoy Argentina, resulta complicado decir que él fue el primer astrónomo argentino, porque Argentina como tal todavía no existía, además también lo reclama Paraguay como primer astrónomo, porque si bien él nació en Argentina desarrolló gran parte de su actividad observacional en lo que hoy es la ciudad de Encarnación, Paraguay. La contribución de Buenaventura Suarez a la Astronomía fue espectacular, él falleció en el 1750, fue sacerdote jesuita, estudió en Córdoba y alguna vez charlando con un sacerdote sobre los instrumentos que Buenaventura llegó a fabricar, el sacerdote me dijo: “Y bueno m´hijo creamos que fue intervención divina” para justificar los elementos que llegó realizó, hay una idea de que llegó a construir 20 telescopios. El telescopio se comenzó a utilizar en el 1609 como instrumento astronómico, cuando Buenaventura nació el telescopio tenía 70 años y sin dudas, la información que había sobre la construcción de los mismos en esa época en esta parte del mundo probablemente no era de la mejor, en Europa hacia el 1650 se perfeccionó bastante la construcción y es así que se pueden empezar a analizar los anillos de Saturno, cosa que Galileo no pudo hacer, pero bueno eso fue en Europa, acá la cosa era totalmente distinta y sin embargo Buenaventura llegó a fabricar cerca de 20 telescopios y el mayor fue de 7 metros de largo, hoy en día para sostener un telescopio de 7 metros de largo hay que disponer de una aparatología y tecnología interesante para que los movimientos sean los correctos. Recibió muchísima ayuda de aborígenes de la zona, principalmente de guaraníes, realizó observaciones de los satélites de Júpiter, empezó, como muchos empiezan en esta actividad, con datos meteorológicos, pero una cosa lleva a la otra, este interés por la naturaleza en sí, lo lleva a realizar estas observaciones. Parte del trabajo de Suárez fue publicado en Inglaterra, un reconocimiento internacional importantísimo, solamente trabajos muy bien hechos lograban publicarse en revistas que aún hoy circulan, que se originaron allá. Suárez determinaba latitud y longitud de los distintos lugares que él visitaba, por eso es relativamente fácil seguir su trayectoria observacional, porque determinaba dónde estaba parado al observar, que es fundamental para un astrónomo, saber dónde estaba situado en la superficie de la Tierra al observar.

Estas contribuciones nos llaman la atención hoy, porque no se comprende de dónde conseguía el material para construir los telescopios, la construcción de estos instrumentos tiene una parte crucial que es precisamente la del ocular que se realizaba con cuarzo, me atrevo a pensar por qué llegó a hacer un telescopio de 7 metros de largo, probablemente fue porque sabría que si uno quiere un mayor aumento tiene dos alternativas o reduce el tamaño del ocular o alarga el telescopio, como reducir la longitud focal del ocular del telescopio es complejo, la alternativa es alargarlo, probablemente es lo que lo llevó a hacer un instrumento de este tamaño. Hubo astrónomos que llegaron a fabricar telescopios de 50 metros largo, sencillamente para conseguir un mayor aumento.

A Buenaventura Suárez la obra cumbre que se le reconoce, es decir, que está firmada por él, es El Lunario Criollo o Lunario de un siglo, esta obra abarca todo un siglo que va más o menos de 1745 a 1845, allí publica fases de la luna, eclipses de luna, ¿cómo los calculó? Y bueno… como decía el sacerdote, alguna inspiración o ayuda divina, porque falleció en 1750, calcular para 100 años con cierta precisión no es sencillo, además incluyó algunas tablas de correcciones para llevar esos cálculos hasta el 1900, fíjate lo aventurero de este hombre de calcular en 1740 de forma tal que sirva hasta el 1900, impresionante. Uno podría decir, está bien, escribo que dentro de 500 años va a haber un eclipse, total si pasa o no, nadie me va a demandar. Pero Buenaventura Suárez calcula un eclipse para el mes de junio de 1816, él había muerto en 1750 y ese eclipse ocurrió y fue observado por un astrónomo aficionado, el autor de nuestro himno nacional y lo observó junto con el sacerdote Bartolomé Doroteo Muñoz, o sea que la predicción fue una muy buena, ya con decir 70 años antes que tal día habrá un eclipse de luna, con esa precariedad tecnológica es un logro.

Este personaje es totalmente apasionante. La contribución de Buenaventura Suárez, sobre todo con este eclipse que observan Vicente Fidel López y Bartolomé Doroteo Muñoz, eso es magnífico.

La historia del primer observatorio

La Astronomía formal en Argentina, sistemática, con proyectos establecidos, nace, como bien se dijo al inicio el 24 de octubre de 1871. Alguna vez me puse a buscar porqué Sarmiento se interesó en la Astronomía,  podríamos pensar que en ese eclipse de 1816, Sarmiento siendo un niño lo observó y fue un disparador de interés, también en 1846 cuando se descubrió el planeta Neptuno, Sarmiento estaba en Europa, podría ser este otro disparador. Por otra parte, en los años que Sarmiento pasó exiliado en Chile conoció al Teniente Gilliss, un militar de la marina de Estados Unidos que por esos años estaba en Chile con la misión de establecer ahí un observatorio astronómico, que efectivamente luego comenzó a funcionar desde el Cerro Santa Lucía en la ciudad de Santiago de Chile, estas son algunas de las cosas que pueden haber despertado el interés de Sarmiento en esta disciplina.

En 1865, cuando Sarmiento viajó a Estados Unidos como Ministro Plenipotenciario enviado por el presidente Bartolomé Mitre, conoció a Benjamín Gould, astrónomo norteamericano doctorado en Europa, que antes ya lo mencioné,  y allí Sarmiento se codeó con la flor innata de la sociedad norteamericana. Gould le comenta a Sarmiento sobre la necesidad de observatorios astronómicos en el Hemisferio Sur, porque hasta el momento era muy poco lo que se había trabajado, Edmund Halley tenía algunas observaciones hechas en esa zona, pero habían sido misiones esporádicas, pero no estableciendo un observatorio en forma permanente en determinado lugar.

Cuando llega Domingo Sarmiento a la presidencia en 1868 propone la creación del Observatorio Astronómico Nacional y ya en 1869 cuando se aprueba la ley de presupuesto estaba incluida el observatorio. Por esta razón Sarmiento fue duramente criticado, precisamente por Mitre, porque lo consideraba un derroche. En esa época estaban transitando el fin de la guerra de la triple alianza, contra los paraguayos y se estimaba que el presupuesto debía estar destinado allí.

Como lo dice Sarmiento, con una frase que sigue resonando para mí en todos los ámbitos: “Dicen que un observatorio en pueblos nacientes y con un erario o exhausto o recargado. Y bien: yo digo que debemos renunciar al rango de nación, o al título de pueblo civilizado, si no tomamos nuestra parte en el progreso y en el movimiento de las ciencias naturales”. Nada menos que eso fue lo que pronuncia Sarmiento en su discurso inaugural, que fue en horas de la tarde, allí también hubo una cuestión política de pensar es mejor ahora y no después, porque en ese momento en Córdoba se estaba realizando la primera exposición agroindustrial del país, expositores de prácticamente todo el mundo, te imaginás que como broche de oro la inauguración del observatorio astronómico, cerraba perfecto para un Estado que quería ser pujante.

Hay una cuestión de porqué está instalado en Córdoba y es el mismo Benjamín Gould es el que convence a Sarmiento de que tiene que ser allí, porque este Teniente Gilliss que mencioné anteriormente, realizó un viaje a caballo desde Santiago a Buenos Aires, pasando por el Sur de Córdoba y quedó maravillado con la calidad del cielo de Córdoba y entonces eso dijo. Además, en Córdoba había ya vida férrea, llegaba un tren y no es lo mismo trasladar el material con esa ventaja. Al poco tiempo el mismo Gould y esto está documentado, se lamenta la decisión tomada de poner en la ciudad de Córdoba el observatorio, por la cantidad de nublados, estamos hablando del año 1871. En aquella época estaba emplazado en lo que se denominaba la zona de los altos, porque está hacia el Sur, en la margen sur del río Suquía y es efectivamente una zona elevada respecto del resto de la ciudad y alejada del centro; hoy en día está dentro de lo que se llama precisamente Barrio Observatorio, que por el desarrollo de la provincia está completamente poblado. El edificio actual, que no es el original, tiene una perfecta orientación este/oeste y norte/sur. Hay una calle que se llama San José de Calasanz que corre de norte a sur y en un momento se empieza a subir lo que una vez fue la barranca del Río, esa calle termina en el observatorio y en las noches las luces de los autos que suben esa calle le dan directamente a la cúpula del observatorio.

Sin dudas este hecho simbólicamente es importantísimo para la disciplina y el reconocimiento del desarrollo de la Astronomía.