¿Qué está pasando en Valparaíso? Entrevista a Patricia Alvarado, directora del Grupo de Sismotectónica
La Dra. Patricia Alvarado es Directora del Grupo de Sismotectónica, que integra el Centro de Investigaciones de la Geósfera y la Biósfera (CIGEOBIO) dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ y del CONICET. Estuvo en Encuentros con la Ciencia y la Tecnología, programa conducido por Gustavo Carrizo, que se emite todos los martes a las 18.30 por Radio Universidad.
GC: ¿Qué está pasando en Valparaíso?
Lo que ha pasado en Valparaíso es que ocurrió un sismo de magnitud 5.9/6, que prácticamente es muy común en la costa chilena, más común que en San Juan o en la zona cuyana y continental. A partir de ahí, se produjeron varios sismos que son una secuencia de sismos réplicas, porque tuvo ese sismo principal, entonces parecía que era la actividad normal de réplicas menores y ha venido este sismo de lunes de magnitud cercana a 7. Es similar en la energía que libera a la energía que liberó el terremoto de 1944 en San Juan. Desde ese punto de vista nos pone en alerta porque uno dice, ese sismo de 6 que ya pasó, fue el precursor del producido el lunes.
GC: El fenómeno del enjambre de sismos del que se está hablando, ¿es una cuestión mediática o es algo científico?
Para la gente que no se dedica a la sismología, si uno le dice enjambre de sismos se asusta, y entonces dicen ¿qué pasó? ¿está lleno de sismos en un mismo lugar? o esto es inusual, anómalo, etcétera. Para quienes nos dedicamos a la sismología enjambre es una palabra muy común, en la que uno observa una agrupación de sismos, todos iguales, en la que no hay un sismo principal. De todos modos, en este caso no le llamaríamos enjambre porque hay sismos principales y tienen réplicas, o tienen algún sismo anterior que se asocia en tiempo, decimos que es precursor. Sismo principal, réplicas, y se liberó la energía en esa zona. Por lo tanto es una secuencia más bien. Nosotros usamos en este caso que hay un sismo que se destaca, con una magnitud mayor, el caso de sismo principal y réplicas, lo más común, y algún precursor antes, como ha pasado en este caso. Enjambre le llamaríamos cuando hay una agrupación de sismos no tan peligrosos ni dañinos sino que ocurren en una zona que se pone activa, por ejemplo los volcanes tienen muchos de esos episodios, y de repente pasan y se van. Pueden ser movimientos de fluidos, algún proceso que todavía no logramos comprender por qué aparece una actividad menor, se encierra en algunos lugares y después pasa. Por lo tanto, en el caso de Valparaíso no le llamaríamos enjambre.
GC: Cuando suceden estos episodios se actualiza en la opinión pública la actividad de nuestros científicos. En tu caso, estás dirigiendo un grupo muy interesante e importante en el CIGEOBIO…
Tenemos una apuesta grande en el grupo de sismotectónica, que es un grupo con dos apoyos fuertes. Por un lado la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ, y por otro lado el CONICET. El CIGEOBIO es una figura nueva, que es de doble dependencia, que trata de unir lo que es investigación y una fuerte apuesta a la formación de recursos humanos, con becarios. En este momento tenemos un logro en cuanto a un proyecto PME (proyecto para la modernización de equipamiento) que nos va a permitir adquirir sismógrafos de banda ancha. Tenemos algunos pero con este nuevo proyecto logramos conformar una red de estos instrumentos de última tecnología con la que yo puedo ver lo que pasa, desde mi celular, así se produzca una pequeña vibración o un sismo como el ocurrido en estos días, ya sea en otra parte del mundo o acá, en un mismo instrumento.
De esa forma, uno hace un uso integral no sólo para estudiar y caracterizar a los sismos, sobre lo que nos falta mucha observación, y cuando la gente habla de predicción una de las cosas que falta en el mundo es la observación. Tenemos que pensar que llevamos, aproximadamente, 100 años de instrumentación sismológica y 30 años de la parte moderna, siendo realmente muy poco comparado con la escala geológica. Es como un pestañazo, porque en la escala geológica que levanta a la cordillera de los Andes, por ejemplo, necesitamos miles de años.
El esfuerzo se hace hacia la observación para poder estudiar procesos indirectos que están en el subsuelo, como los sismos, y estudiar la estructura, que permite determinar dónde hay yacimientos, dónde hay fallas peligrosas, cómo es el suelo, por qué hay sitios que amplifican más que otros. En el grupo de sismo tectónica se hacen investigaciones para caracterizar a los sismos como para saber en qué zonas, cómo es la estructura del subsuelo bajo Argentina.
GC: ¿Qué relación tiene tu actual investigación con el mapa de peligro sísmico que presentaste hace algún tiempo?
Lo que ocurre hoy día en el mundo es que los mapas de peligro sísmico no sólo miran a la sismicidad, sino también miran una gran cantidad de componentes. Son mapas dinámicos, es decir que todavía traspasan las fronteras en cuanto a lo geográfico y ven una realidad común. Por ejemplo en este caso una cordillera que es compartida por las zonas de subducción, tanto Chile como Argentina si quieren mirar un proceso lo tienen que hacer de manera integrada con observación del lado chileno como del lado argentino, llegando hasta la costa atlántica. Entonces los mapas de peligro sísmico incluyen la información de fallas en superficie, la información sismológica, incluyen la información de sismos históricos que cuando no tuvimos instrumental, qué podemos saber de los terremotos históricos que el registro más antiguo en la Argentina es de 1952. E incluye también el suelo en distintos lugares para saber si va a amplificar o no, va a tener más peligro una zona por el tipo de suelo, etcétera. Por ende se zonifica el mapa en Argentina de acuerdo a toda esa información.
Lo que hemos logrado con nuestro grupo de trabajo es caracterizar mejor la zona de Cuyo, porque San Juan es un ejemplo en cuanto a la caracterización de sismos que conoce desde el más antiguo que tiene registro de instrumental, que es el de 1944, 1952 y 1977 con valores como si estuvieran ocurriendo en este momento. Hemos participado también en la elaboración del protocolo para sismos en el país junto con el INPRES que hoy día gestiona información para tenerla rápida y lista para los organismos de emergencia y reducir los riesgos de desastre. Hoy se hace el mismo trabajo para San Juan y también para Salta. Es un escenario que tiene el terremoto más antiguo de 1692 y el más moderno, el del Galpón, en 2015. Entonces necesitamos usar esa información para ver ese escenario en cuanto a su peligro sísmico. Así habría que pararse, de norte a sur y de este a oeste, en todo el mapa para poner más información y mejorar los mapas de peligro sísmico que son dinámicos. No es que uno tenga un mapa y ya está.
GC: Además sería bueno reiterar que los sismos no se pueden predecir…
Cualquiera que diga que va a pronosticar un sismo en el sentido de dar su magnitud, el lugar, la profundidad, el día y la hora exacta, es mentira. Desde el punto de vista de la probabilidad, se puede decir que para los sismos chicos podés tener una ley mediante la cual se puede determinar cuántos van a ocurrir por año, para los de magnitud 3, 4, ó 5. Para los muy grandes, de magnitud 6 para arriba, como son menos probables, no hay tantos registros, sobre todo en la parte histórica. No es que no trabajemos en predicción, el mundo avanza en ese sentido, y hoy en día no solamente se usan los sismógrafos.
El año pasado participé en una reunión en Estados Unidos y después del sismo de Illapel, Coquimbo, en el 2015, se mira el segmento en Chile pero inmediatamente se pone la observación al sur y al norte de donde ocurrió ese sismo, cientos de kilómetros, con GPS. El GPS u otro tipo de instrumental permite ver cómo se deforma y cuál es la próxima zona. Se veía que la zona de Valparaíso tenía una deformación, lo comentábamos en el grupo. O sea, hemos estado viendo algunos avances en ese sentido pero no se puede decir cuándo. Uno sabe qué se puede esperar y tiene que estar más atento. de todos modos, viviendo en una zona sísmica uno tiene que saber que convive con esa realidad, tenemos que trabajar en predicción pero principalmente en prevención.
GC: ¿Cómo se está trabajando en San Juan en cuanto a la prevención?
En San Juan yo creo que se ha avanzado mucho. A mi da alegría ver, sobre todo teniendo en cuenta los últimos sismos, que han servido para concientizar más. Creo que un niño que ha vivido uno de estos sismos, por ejemplo el del 20 de noviembre, el de Chile, tiene la experiencia de haber sentido un remezón. a partir de ahí, saber cómo debe comportarse en la casa, en la escuela, o en el trabajo. Hay dos ejes principales sobre los que se ha trabajado. El primero es la elaboración del protocolo de sismos que se ha trabajado en una mesa del Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación en la que hubo muchas instituciones participantes.
Los encargados de elaborar y redactar ese protocolo con el consenso de todos los participantes y de las universidades fueron el INPRES y el Grupo de Sismotectónica representando a CONICET. Ese es un eje en el que se gestiona información apenas pasa un sismo como el del otro día en Valparaíso, y se deja la información lista para actuar en la emergencia. El otro eje tiene como involucrados a los organismos como Defensa Civil y Protección Civil, que arman comités para actuar y saber a dónde dirigirse a partir de la información que está lista lo más pronto posible. Nuestra labor en el Grupo de Sismotectónica es colaborar en aportar información sobre cualquier sismo que ocurra en territorio argentino o chileno, para Argentina. Después hay organismos que intervienen en la emergencia para saber a dónde recurrir, a dónde ir y qué hacer en cuanto a la reducción de riesgos de desastre que hay mucho trabajo en las escuelas.
Además me gustaría aprovechar, si hay gente que está viajando a Chile este fin de semana largo, si hay un sismo en la costa chilena, lo primero que tienen que hacer es ponerse en altura. Apenas sientan un movimiento tienen que caminar algunas cuadras con tranquilidad, o en el mismo edificio, si no se puede salir, ir a la parte más alta. Todo esto por el peligro de Tsunamis. Hay que mantener la calma porque los sismos pasan en cuestión de segundos. Correr y desesperarse no es la solución. Hay que visualizar los lugares en los que uno va a estar más tranquilo, sin objetos colgantes. Tener a mano linterna, saber qué hacer y preverlo porque convivimos con esa realidad. San Juan es la zona más sísmica del país en cuanto a registros de terremotos históricos. Con respecto a Valparaíso ha tenido terremotos muy grandes en la historia desde 1600, 1730, 1822, el último 1985, mucho más grandes que el que ocurrió el lunes.
GC: ¿Los registros son precisos en términos históricos como para que los investigadores obtengan información fiable?
Sí, porque cada vez que ocurre uno de esos sismos afecta una zona costera. Tuvieron tsunamis, que el del otro día no tuvo. Es decir que hay una relación directa entre la magnitud de la energía que liberan y los tsunamis que provocan los efectos en la costa muy bien documentados. De todos los terremotos que mencioné recién, el de 1730 fue excepcionalmente grande comparable a lo que pasó en el 2010 en el sur de Chile. Todavía no vemos en la zona de Valparaíso uno como ese, puede ocurrir.
GC: ¿Cómo están trabajando en el grupo de sismo tectónica? Hay muchos chicos entusiastas, científicos jóvenes, comprometidos con la ciencia en esta situación difícil que estamos atravesando.
Estamos preocupados. Yo agradezco la colaboración de becarios y de alumnos de grado con mucho convencimiento y compromiso, verdaderas vocaciones que se apoyan desde la carrera de grado hacia arriba, en nuestro caso en Geofísica. Venimos de participar en una reunión de la Asociación Argentina de Geofísicos y Geodestas en La Plata, que es una de las asociaciones más antiguas del país. Fue la reunión número 28, cada dos o tres años que se hace, con mucha presencia de nuestros estudiantes. Hay preocupación en la Ciencia porque uno quisiera ver más recursos, no sólo destinados a las becas y a la formación sino también hacen falta para funcionar, para equipamiento, para tecnología, para internet. Si nosotros no estamos conectados es como estar fuera del mundo y causa un analfabetismo científico no tener buenas conexiones.
Lo que yo he visto en el grupo de investigación es que, inmediatamente después de lo que pasó el año pasado con el tema de ingresos al sistema científico es que todo el mundo empezó a mirar cómo puedo estar mejor en la próxima convocatoria. Desde ese punto de vista es bueno para superarse, es bueno saber que esos ingresos han sido para un grupo reducido que apunta a la excelencia. Aquél estudiante que es bueno durante su carrera y se esfuerzan, mientras antes buenos estándares va a mejorar mucho la calidad de nuestros ingresos. En nuestro grupo hemos logrado un ingreso dentro de estos pocos 300 que han ingresado. Logramos becas postdoctorales y doctorales. Por lo tanto estamos contentos desde ese punto de vista.