En los últimos días, el Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAVV), dependiente del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), elevó el nivel de alerta técnica de dos complejos volcánicos cordilleranos cercanos a San Juan: Planchón Peteroa y Laguna del Maule.

En esta entrevista, el Lic. Fabricio Carbajal, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ y profesional del OAVV, explica qué implica el incremento de la alerta, los antecedentes históricos de la actividad volcánica en la zona y la relación entre sismos y volcanes en el contexto andino.

Una entrevista que nos ayuda a comprender cómo funciona la vigilancia volcánica y qué medidas se toman para prevenir riesgos.

– El Segemar acaba de publicar que se incrementó el nivel de alerta para algunos volcanes cordilleranos, relativamente cercanos a San Juan, ¿qué está pasando?

Se elevaron las alertas técnicas de “Verde” a “Amarilla” en los complejos volcánicos Planchón Peteroa y Laguna del Maule. El primero se encuentra en Malargüe y el segundo en el límite entre Mendoza y Neuquén, ambos en el límite con Chile. Lo que motivó el cambio de alerta técnica, es un aumento en algunos parámetros como la sismicidad y la deformación.

En el volcán Peteroa se observó un aumento -por fuera de su nivel de base- de la actividad sísmica de largo periodo, principalmente relacionada al movimiento de fluidos al interior del volcán. Mientras que en el Laguna del Maule hubo un aumento en la cantidad de sismos volcano-tectónicos, relacionados a la fractura de roca dentro del sistema volcánico. Además en este complejo se observó un aumento en la tasa de deformación en el último tiempo.

Estación de monitoreo Laguna Fea. Complejo Volcánico Laguna del Maule.

– ¿Qué implicancias tiene la alerta técnica Amarilla?

El aumento a alerta técnica Amarilla no implica que sea inminente una erupción, sino que alguno de los parámetros monitoreados mediante las redes instrumentales ha registrado algún cambio, encontrándose por encima de sus niveles de base de actividad. Y por ese motivo, es necesario realizar un seguimiento más cercano de la actividad para ver su evolución, emitiendo reportes de forma más periódica. La alerta técnica Amarilla, es una alerta preventiva, permitiendo planificar e informar a las autoridades y a la población.

– ¿Qué antecedentes de erupción tienen estos complejos?

El más reciente es la erupción de Planchón Peteroa, en diciembre de 2018. Fue una erupción menor que duró aproximadamente 6 meses; se caracterizó por la emisión de ceniza y afectó a las comunidades más cercanas. Anteriormente se habían registrado erupciones en 2010-2011 y 1991, aunque en los archivos históricos registraron entre 15 y 20 erupciones.

En el caso de Laguna del Maule, si bien no se han documentado erupciones en tiempos históricos, existen registros de erupciones a lo largo de los últimos 10.000 años, registrándose su última actividad hace aproximadamente 1800 años.

A su vez, debido a múltiples estudios geológicos y geofísicos realizados en la zona por grupos de investigación locales e internacionales, se ha registrado la existencia de un cuerpo magmático en profundidad; esto da lugar a la actividad que se viene monitoreando y que tiene la potencialidad de reactivarse en algún momento.

Complejo Volcánico Planchón Peteroa. Instituto de Ciencias de la Tierra y el Espacio.

– ¿Cuáles son los volcanes potencialmente más peligroso?

En Argentina existe algo que se denomina Ranking de Riesgo Relativo, que se genera según factores tales como el peligro geológico, la probabilidad de ocurrencia y la posible afectación sobre la población. En ese ranking , el primer lugar lo ocupa el volcán Copahue, en Neuquén, y el segundo el Planchón Peteroa. Laguna del Maule ocupa el cuarto lugar.

– ¿Con cuánta anticipación puede saberse que un volcán entrará en erupción?

Cada sistema volcánico es diferente y su comportamiento depende de factores diversos, como por ejemplo el tipo de magma que lo origina, la presencia o no de un sistema hidrotermal, la configuración de esfuerzos tectónicos, etc.

Aquí es fundamental realizar seguimientos continuos y multiparamétrico para tratar de identificar señales precursoras que puedan ayudarnos a identificar de manera temprana procesos eruptivos; hay procesos que son lentos y pueden observarse con mucha anticipación, pero existen otros que presentan cambios repentinos y no llegan a identificarse con antelación.

– En caso de incrementarse el nivel de alerta, ¿cuáles son los pasos siguientes?

Lo primero es emitir un Reporte de Actividad Volcánica, donde se comunica técnicamente a las autoridades competentes el estado de situación del volcán. Eso fue lo que se hizo, recientemente. Al mismo tiempo, se ofrecen sugerencias y recomendaciones a la población. No obstante, son las autoridades de protección civil de cada región las que deben informar a la población cómo actuar en base a los planes de contingencia.

Lic. Fabricio Carbajal. Muestreo geoquímico en el cráter del Volcán Copahue.

– ¿Este incremento de la actividad volcánica tiene relación con los terremotos que ocurrieron recientemente en otros lugares del mundo?
Responden a fenómenos locales y son propios de la actividad de cada volcán. Esto no quiere decir que en el pasado algunos grandes terremotos más cercanos hayan podido influir en algunas erupciones. Recordemos que estamos en una zona con mucha actividad sísmica y volcánica, que responde a la interacción de la placa de Nazca, que subduce por debajo de la placa Sudamericana. Esta interacción no es igual a lo largo de toda la cordillera de los Andes, difiere en el ángulo en que estas placas interactúan, eso va a determinar si tendremos un predominio de actividad sísmica o volcánica.

Es importante destacar que en San Juan no tenemos actividad volcánica, y esto se debe a un bajo ángulo de subducción.