El proyecto sismológico TANGO en el CUIM
Se concretó la instalación del sensor de medición sísmica del Proyecto Sismológico Tango en el Complejo Universitario Islas Malvinas (CUIM) con la presencia del Decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales Ing. Rodolfo Bloch.
En la ocasión el Dr. Gustavo Ortiz explicó brevemente la naturaleza del proyecto, el material del que se dispone para llevarlo adelante y cuál fue la experiencia a nivel humano que vivieron científicas y científicos abocados a la tarea de instalar los equipos en distintos puntos de la provincia de San Juan, especialmente en domicilios particulares.
Entrevista al Dr. Gustavo Ortiz
¿En qué consiste el proyecto Tango y cuál es su objetivo principal?
Gustavo Ortiz: Bueno, el proyecto Tango es un proyecto llevado a cabo con universidades extranjeras de Arizona, de Estados Unidos, Arizona, Norte de Arizona, otras universidades de Estados Unidos y universidades del país como la Universidad Nacional de San Juan y Universidad Católica de Salta. El objetivo principal es la instalación tanto de estaciones sismológicas de banda ancha como de sensores sismológicos compactos para poder medir la sismicidad de la parte centro y norte del país.
¿Cuál es la importancia del proyecto de microzonificación sísmica?
Gustavo Ortiz: El proyecto de microzonificación sísmica del área metropolitana de San Juan es muy importante, ya que nos permite analizar las características del suelo ante el movimiento sísmico y así poder tomar medidas de prevención y protección adecuadas. Este proyecto es parte del proyecto Tango y aprovecha la disponibilidad de los sensores sismológicos compactos para llevar a cabo las mediciones necesarias.
¿Cómo funcionan estos sensores sismológicos?
Gustavo Ortiz: Los sensores sismológicos compactos son muy pequeños, de unos 30 centímetros de largo y unos 20 centímetros de ancho. Se entierran en el subsuelo y tienen una duración de 30 días de batería. Durante ese tiempo, registran todo tipo de movimiento, incluyendo el paso de ondas sísmicas. Luego guardan toda la información en una memoria interna que podemos utilizar para hacer la zonificación de la ciudad.
¿Cómo fue la experiencia con quienes participaron cediendo un espacio en su domicilio para la instalación de los sensores?
Gustavo Ortiz: La recepción de la gente ha sido muy buena. Hemos instalado alrededor de 100 estaciones en casas de personas que se habían anotado en un formulario que se hizo público en su momento y otras 30 en el sector del epicentro del terremoto de La Laja en Albardón. La gente se mostró muy comprometida y con muchas ganas de participar y aprender, incluso aquellos que no se habían anotado. Hemos visitado casas para instalar los sensores y la gente nos pedía más información. Creo que esto ayuda a difundir las ciencias en general y a comprometer a la ciudadanía en estos proyectos científicos.